Vuelve a la cama

Siento que te mueves a un costado mío en la cama, abro apenas los ojos para notar el resplandor del día, amaneció y ya alistas tu baño matutino, te veo caminar desnuda hacía la puerta y te detengo, estirando mi mano te digo “Ven, vuelve a la cama”.

Me miras y dices que no, lo haces con una risa juguetona, me dices que no pero tus pasos te acercan a mí. Te regreso a la cama, te siento sobre mi regazo, justo encima de mi cuerpo desnudo, justo encima de mi entrepierna que hace contacto directo con tu sexo y endurece el mío al sentir los labios de tu vagina darle un abrazo caliente a mi verga ansiosa.


Te mueves encima de mí, me muevo debajo de ti, tú buscas jugar a desesperarme, yo busco jugar a penetrarte. Los movimientos no cesan, y en cada uno de ellos mi duro miembro se acerca más y más a tu centro… hasta que tú te rindes ante la provocación y guías con tu mano mi erección hacia su destino. Te sientas completamente sobre mi regazo, tu vagina devora todo de mí hasta dejar fuera solo mis huevos con los que juegas entre tus dedos, los aprietas correspondiendo el apretón que yo doy sobre tus tetas, y también correspondes con tus besos sobre mi cuello, los besos que yo doy en tus pezones.

Y así cabalgas sobre mi cuerpo, besándome, penetrándote sola hasta sentirte completa, y así me dejo cabalgar por tu sexo, abrazándote fuerte para devorarte los pechos y sentirme completo.

Mi boca se deshace por meter tus pezones y todo cuanto pueda, mis manos enloquecen en tu espalda y acarician desde tu nuca hasta tus nalgas. Deliramos entre caricias, besos lascivos y una penetración salvaje que resulta en un baño de fluidos sobre mis huevos hinchados, y un orgasmo acelerado por la penetración doble que te hago, pues mis manos han quedado atrapadas entre tus nalgas, y mis dedos se han metido en tu ano.

Te sacudes sobre mí, vibras brutalmente y me haces soltarte para apoyar mis manos sobre la cama, y levantarte con toda la fuerza de mis piernas y mi cadera, para llegarte hasta el fondo y ahí solar todo el semen que esta mañana tengo para ti.

Caigo de espaldas en la cama, caes sobre mí, te pregunto “¿ves que valió la pena que volvieras a la cama?” y me respondes “entonces te va a convenir que vengas conmigo al baño…”